No es un secreto que los frenos, además de los amortiguadores y los neumáticos, son el soporte de nuestra seguridad cuando vamos manejando; las pastillas de freno son parte de este engranaje y su función es generar la fricción que se requiere para que el movimiento del disco que va ajustado a la llanta se ralentice.
A pesar de la importancia que tienen las pastillas de frenos para evitar que tengamos un accidente, son piezas bastante sencillas, compuestas de un soporte metálico y un revestimiento de fricción que con el tiempo y el uso se van desgastando, así que su vida útil no se cuenta en kilómetros o tiempo sino en la cantidad e intensidad de las frenadas.
Por lo general, las pastillas se desgastan más con un uso prolongado en una ciudad congestionada y además es corriente que sean las delanteras las primeras en deteriorarse. Para saber cuándo llegó la hora de cambiarlas, debemos estar atentos a las señales que nos envía nuestro carro.
– Indicador luminoso. Muchos de los carros actuales cuentan con un testigo luminoso en el tablero de instrumentos que se activa con cierta antelación para avisarnos que las pastillas están llegando a su fin. Lo mejor es que las cambiemos inmediatamente, antes de que se vean afectados los discos de freno.
– Demora en la frenada. Cuando comenzamos a notar que tenemos que pisar cada vez más a fondo el pedal del freno porque el carro tarda más en detenerse y la eficacia de frenada no es la misma, es hora de pasarse por el taller.
– Nivel del líquido de frenos. Cuando vemos que desciende el líquido de frenos (o se enciende el indicador del tablero) y no es a causa de una fuga en el circuito, antes de pensar que se dañó el testigo es mejor que revisemos las pastillas, ya que cuando se desgastan el recorrido que deben hacer hasta poder entrar en fricción con los discos es mayor y el sistema compensa esa pérdida de masa con líquido de frenos.
– Chirridos en los frenos. Pueden darse por dos razones, la primera es que muchas pastillas tienen un pequeño testigo metálico que avisa cuando están gastadas produciendo un sonido agudo al frenar. La otra razón es que se consumieron tanto que ya están en la parte metálica del soporte y el roce con el disco de frenos es de metal contra metal.
– Cambios en el pedal de freno. Si de repente lo notamos demasiado duro, es porque el sistema que ayuda a que se aprieten las pastillas contra el disco está trabajando de más para compensar la pérdida de material, aunque si lo sentimos exageradamente blando, es que falta líquido de frenos.